divendres, 27 de maig del 2011

PUES VAYA DESCUBRIMIENTO - QUIN DESCUBRIMENT!!

GUAUAU!

Com que els papis surten cada matí i ens deixen sols a la Pija i a mi m'haig de dedicar a fer coses per no avorrir-me. Aquest matí estava xafardejant i m'he trobat això. No calia fer tantes proves només calia que ens ho preguntessin. Nosaltres fa molts anys que ho sabem això!! A més! Enveja que tenen!! Nosaltres podem veure de terra sense moure ni un dit i ells no!!!

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Como los papis salen cada mañana y nos dejan solos a la Pija y a mi tengo que dedicarme a hacer cosas para no aburrirme. Esta mañana estaba cotilleando y me he encontrado esto. No hacía falta hacer tantas pruebas sólo hacía falta que nos lo preguntaran. Nosotros hace muchos años que lo sabemos esto! Además! Envidia que tienen! Nosotros podemos ver de tierra sin mover un dedo y ellos no!

GAUAUAU







Los lectores más fieles recordaréis que hace unos meses hablábamos aquí de un estudio biomecánico sobre la forma de beber de los gatos. Pues bien, un investigador de la Universidad de Harvard, Alfred Crompton, acaba de publicar un estudio similar en Journal of the Royal Society Biology Letters, solo que esta vez se ha centrado en la forma de beber de su perro.

Las conclusiones del estudio de Crompton son que, pese a lo que se creía, los canes beben de una manera muy parecida a los gatos, aunque algo más caótica. Para el estudio, Crompton también ha utilizado cámaras de alta velocidad y rayos X y las grabaciones muestran que los perros echan la lengua hacia atrás y empujan el agua hacia arriba para atraparla, igual que los gatos. La única diferencia es que el sistema es menos efectivo, pues la lengua tira agua en todas las direcciones.

La idea para esta investigación se le ocurrió a Crompton tras leer el estudio sobre la lengua de los gatos, en el que se sostenía que los perros bebían de forma diferente. Dispuesto a comprobarlo por sí mismo, el investigador tomó a su perra Matilda, una perra de aguas portuguesa de diez años, y la utilizó para sus experimentos.

Ambos animales, como apuntan en Wired, tienen un ancestro común que habitó la Tierra hace 43 millones de años. En ambos casos, ninguno desarrolló las fuertes paredes de la cavidad bucal que hacen falta para absorber, así que no les queda más remedio que usar la lengua para empujar el agua hacia arriba.

(de Aberron, via amazings.es)